Morena huele cada vez más a Maduro

Morena huele cada vez más a Maduro

Por Héctor Garza

En Venezuela, el chavismo perfeccionó una técnica que terminó por asfixiar cualquier manifestación auténtica de ciudadanía: cada vez que la oposición convocaba una marcha, el régimen organizaba una propia el mismo día, usando el aparato del Estado para llenar calles, intimidar, desplazar y manipular la narrativa. Era el reflejo de un poder que no dialogaba: aplastaba.

La convocatoria de Morena para marchar el 6 de diciembre, justo después de la movilización ciudadana del 15 de noviembre, huele a esa misma lógica autoritaria. No es coincidencia, ni celebración inocente, ni “fiesta democrática”. Es un mensaje político de fuerza, un intento de responder a la crítica social con músculo gubernamental, igual que hacía Maduro cuando la oposición venezolana se atrevía a levantar la voz.

La marcha del 15N no fue organizada por partidos, sindicatos o gobiernos. Fue una expresión espontánea, joven, incómoda y profundamente ciudadana. Y eso, para un poder que necesita controlar el relato, representa una amenaza. Por eso la reacción es la misma que en Venezuela: ocupar la calle para eclipsar a quien protesta.

Los paralelismos son inquietantes:
 1. El poder responde con aparato, no con argumentos.
En Venezuela, Chávez y Maduro sacaban a empleados públicos, beneficiarios de programas y estructuras de partido. En México, Morena se prepara para hacer lo mismo.

 2. La calle como territorio del gobierno, no de la ciudadanía.
La idea es simple: si marchan ellos, marchamos nosotros… pero con más recursos y más presión.

 3. Diluir la crítica en un mar de propaganda.
El chavismo usaba sus contramarchas para borrar la imagen de la inconformidad. Morena busca exactamente eso: desplazar la narrativa del hartazgo juvenil con un festejo prefabricado.

La diferencia, por ahora, es que México aún tiene prensa crítica, redes libres y sociedad civil viva. Pero los gestos importan, y este gesto —convocar una marcha oficialista para contrarrestar una ciudadana— se parece demasiado a la ruta que tomó Venezuela hace dos décadas.

Cuando un gobierno empieza a responder a la protesta con demostraciones de fuerza, no está celebrando la democracia: está avisando que no tolera que lo cuestionen. Y sí, aunque incomode decirlo, Morena empieza a oler cada vez más a Maduro